Gracias señor presidente.
Estimados compañeros y compañeras, legisladores es mi más alto honor y privilegio dirigirles unas palabras en este día en el que conmemoramos nuestra Carta Magna.
Al momento de su promulgación, la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos de 1917 era increíblemente moderna, avanzada y adelantada para su tiempo. Escrita por hombres y mujeres que dedicaron y dieron su vida en la defensa de sus ideales y a la defensa construcción de la legalidad que dieran orden y sentido a nuestra nación.
La Constitución, expresión escrita del nuevo pacto social, emanado de la Revolución Mexicana evidenció la necesidad de incorporar derechos sociales, políticos y laborales para la sociedad. En ese sentido podemos decir que así como la Revolución Francesa dejo al mundo el legado del estado moderno e instauró la noción de que la soberanía recae sobre el pueblo, la Constitución de 1917 dejo como gran legado a la humanidad el reconocimiento de los derechos sociales y respeto a las garantías individuales. Una Constitución casi profética pues el mundo entero camino hacia donde nuestra Carta Magna marco el rumbo.
Para la conformación de nuestra Constitución, los mexicanos tuvimos que atravesar muchos años de lucha entre nosotros mismos. Batallamos unos con otros en la búsqueda de construir un marco jurídico que nos representará a todos, fue sin duda, un proceso doloroso pero logro la renovación de nuestra nación y sentó las bases de lo que hoy es nuestro país. México es un gran país.
Las leyes son reflejo de nuestro sentido de justicia, la celebración de los 100 años de la promulgación de la Constitución de 1917 significa homenajear la consolidación plena de los principios de soberanía y libertad que construimos juntos diariamente.
Siguiendo sus preceptos, vigorizamos nuestra independencia y autonomía, refrendamos nuestro compromiso con el pacto social, con el Pacto por México y enaltecemos el apego al Estado de derecho en el marco de la justicia social. Conmemorar nuestra Carta Magna representa la vigencia de los mandatos constitucionales que nos otorgan unidad como nación digna y solidaria que lucha por la igualdad y respeto de los derechos fundamentales, garantizando para todas las mexicanas y mexicanos un futuro digno y prometedor.
Legisladores y legisladoras, nuestro mundo actual vive un proceso de trasformación, la humanidad experimenta cambios en el orden internacional que impacta la forma en la que nos vemos a nosotros mismos en el escenario global y al interior de nuestro país.
La existencia de leyes sólidas y robustas aseguran la grandeza de un México en el que no hay lugar para la persecución ni para el señalamiento de diferencias ni para el aislamiento en falsos proteccionismos ni nacionalismos radicales.
Compañeras y compañeros legisladores nuestra Constitución es en su totalidad un símbolo patrio, apela al espíritu respetuoso, conciliador, amistoso, libre y digno que distingue a las mexicanas y mexicanos, nada en México nos debe ser ajeno, pues somos los engranajes que mantiene unidos a un país en su diversidad de ámbitos, todas y todos somos parte medular de una gran y sólida estructura que nuestros grandes retos y la turbulencia internacional evidencian y hagan saber al mundo que México es una nación inquebrantable que cimienta en la Carta Magna sus valores políticos, económicos y sociales.
En el marco de la unidad nacional condenamos cualquier acto que violente los derechos de los demás y observamos profundamente los principios normativos de política exterior que de ella emana. La autodeterminación de los pueblos, la no intervención, la solución pacífica de controversias, la proscripción de la amenaza o el uso de la fuerza en las relaciones internacionales, la igualdad jurídica de los estados, la cooperación internacional para el desarrollo, el respeto y la promoción de los derechos humanos, y la lucha por la paz y la seguridad internacionales.
Hoy en la conmemoración de los cien años de la Constitución es nuestro momento para consolidar las palabras plasmadas en ella, para proteger a todos y cada uno de los mexicanos y mexicanas, sin exclusión alguna. Refrendamos en el interior y en el extranjero que nuestro país abraza y respeta a todos los individuos por igual, sin distinción de razas, nacionalidad, género, credo, preferencia sexual o condición social.
La Carta Magna legitima que cada mexicana y mexicano detenta intrínsecamente los principios fundamentales del derecho a la vida, a la integridad y a la seguridad personal. La Constitución diluye las diferencias alentándonos a construir puentes y no muros, ni físicos ni ideológicos. Nos alienta bajo su protección a crear, para nosotros mismos, vidas con causa que contribuyan al fortalecimiento del país, y a portar con orgullo la nacionalidad mexicana.
Diputadas y diputados, ciudadanas y ciudadanos, hoy es momento de unión no de demagogia, nos debemos a México, debemos honrar la ley y sumar esfuerzos para erradicar con seriedad la corrupción que corroe cualquier sentido de unidad entre nosotros, la corrupción nos avergüenza como nación. Como sociedad, no debemos claudicar en hacer realidad la implementación de la reforma educativa, pues es sin duda, que a través del conocimiento México siempre ha salido adelante.
Hoy como en ningún otro momento en la historia de nuestro país, hay más estudiantes en las escuelas y en las universidades. En ese sentido y para garantizar el compromiso nacional con el porvenir y la formación de jóvenes competitivos en un mundo global en constante dinamismo, la Reforma Educativa del 2013 representa un claro ejemplo de la evolución social. Los mismos objetivos de esta reforma estructural histórica, consiste en atender dos problemas de suma importancia que no se habían logrado resolver eficientemente en el siglo XX: la impartición de una educación de calidad y la equidad en los servicios educativos.
Para tales efectos, fue indispensable enriquecer la Constitución y las leyes secundarias para que la educación de calidad se convirtiera en un derecho de las personas, mejorando en paralelo la eficacia y la eficiencia en la propia gestión educativa mediante una nueva institucionalidad.
Los 100 años de la Constitución nos permite mirar atrás y estar orgullosos de los cambios que como sociedad hemos alcanzado a lo largo del tiempo. Debemos de insistir en la importancia de avanzar hacia sociedad más equitativa y justa, donde la igualdad de derechos para todas y todos sea un hecho. Para ello, la implementación de medidas que fomenten la participación activa de las mujeres en todos los entornos de la sociedad es fundamental para la concreción de un México mejor.
Finalmente, la clase política debe estar conectada con la sociedad y no sólo con la clase política. Es nuestra labor consolidar el sentir del pueblo de México, nos debemos a México, a un México unido, un país fuerte en donde nadie se cuestione la dignidad que siempre nos ha caracterizado.
Fortalezcamos nuestra encomienda legislativa y con la participación ciudadana sigamos constituyendo, al amparo de nuestra Carta Magna, un México que sea el orgullo de las generaciones actuales y las venideras. ¡Qué viva nuestra Constitución!
Gracias.
PARTIDO VERDE ECOLOGISTA DE MÉXICO