Con el permiso de la presidencia;

Buenos días, compañeros y compañeras diputadas;

Buenos días, señor Secretario, un honor tenerlo hoy aquí, Maestro Mario Delgado Carrillo;

Uno de los problemas más urgentes de resolver que hoy enfrenta nuestra niñez es el sobrepeso y la obesidad, condiciones que impactan gravemente no sólo su salud física, sino también su desarrollo emocional, social y académico. En México, un elevado número de niñas y niños en edad escolar presentan sobrepeso u obesidad; asimismo, aproximadamente el 40% de nuestros estudiantes de 12 a 19 años padecen esta enfermedad.

De acuerdo con datos del programa Vive Saludable, Vive Feliz, implementado por la Secretaría de Educación Pública en coordinación con el Instituto Mexicano del Seguro Social, se ha valorado la salud de casi 4 millones de estudiantes en escuelas públicas y se ha detectado que al menos 1 de cada 2 niños tiene un peso fuera de su rango.

Estas cifras nos indican que no se trata únicamente de casos aislados, sino de una crisis de salud pública con consecuencias profundas como lo es mayor prevalencia de enfermedades crónicas como diabetes, hipertensión, enfermedades cardiovasculares en la edad adulta, así como también mayores costos para el sistema de salud y afectaciones importantes y pérdidas en la calidad de vida.

Es importante señalar que este serio desafío no es solo médico, también es educativo, ya que el sobrepeso y la obesidad afectan la autoestima, reducen la participación social, pueden generar discriminación o bullying y en muchos casos limitan el desempeño escolar ya sea por presencia de fatiga, problemas respiratorios o menor capacidad de concentración. Es decir, comprometen el desarrollo fundamental de cada niño y adolescente a desarrollarse plenamente.

Por todo lo anterior, si no actuamos con decisión, con políticas integrales que incluyan alimentación escolar saludable, promoción de la actividad física, regulaciones más estrictas a la venta y publicidad de alimentos ultra procesados, los costos humanos y económicos seguirán escalando.

En este sentido, nuestras escuelas han sido reconocidas como espacios estratégicos para el cuidado de la salud, en ellas se han impulsado acciones concretas como las pausas activas, los talleres de nutrición, la incorporación de estrategias pedagógicas en el aula y la promoción permanente de estilos de vida saludables, con el objetivo de que cada niña, niño y joven desarrolle hábitos que fortalezcan su bienestar físico, emocional y social.

Desde el Partido Verde reconocemos y valoramos las acciones que la Secretaría a su cargo ha emprendido para hacer frente a este grave problema de salud pública. Sabemos que entre dichas acciones destacan la organización de torneos y actividades deportivas en las que participa un gran número de estudiantes, así como la promoción del cuidado integral de la salud mediante la generación de hábitos vinculados con la práctica regular del ejercicio físico y la adopción de una alimentación balanceada y saludable. Porque sin duda sin educación no hay transformación.

En este mismo sentido, señor Secretario, me permito plantear una inquietud de gran relevancia social: podría compartirnos información al respecto sobre ¿Qué avances se tienen en torno a la regulación de los alimentos y bebidas que se expenden dentro de los planteles escolares?

Por su atención y respuestas, muchas gracias.