Con la venia de la presidencia;
Compañeras diputadas y diputados;
Hoy, esta Soberanía rinde homenaje a una institución que encarna la disciplina, el honor y el amor más profundo por la patria: el Heroico Colegio Militar, fundado el 11 de octubre de 1823.
Desde su origen, esta casa de formación castrense ha sido la fragua donde se templa el carácter y el espíritu de quienes han jurado consagrar su vida al servicio de México. No es únicamente una escuela militar, es un templo del deber, un bastión de convicción y de servicio, donde se aprende que el uniforme no se ostenta, se honra, que la obediencia no somete, fortalece y que la lealtad no se impone, se vive con la dignidad de quien entiende que la patria es primero.
En sus aulas y campos de adiestramiento, generaciones de cadetes han asumido que portar el uniforme nacional es cargar con la historia, con el ejemplo y con el compromiso de los que defendieron la soberanía a costa de su propia vida.
El Heroico Colegio Militar ha estado presente en los episodios más trascendentes de nuestra historia. En 1847, en la defensa del Castillo de Chapultepec, sus cadetes escribieron con sangre una página eterna de heroísmo. En tiempos de paz, sus miembros han acompañado al pueblo mexicano en las tareas de auxilio, reconstrucción y apoyo humanitario, siempre con la misma gallardía y sentido del deber.
Desde esta Cámara de Diputados, donde también se defiende a la República, no con las armas, sino con las leyes, debemos mirar en la formación militar un espejo de servicio y lealtad institucional. Así como el soldado cumple con disciplina, valor y honor su deber ante la patria, quienes servimos desde la función pública debemos hacerlo con ética, responsabilidad y rectitud. La mística militar enseña que el mando es servicio y que la autoridad no se impone: se ejerce con el ejemplo.
Los valores del Colegio Militar, disciplina, honor, lealtad y valor, son virtudes que deben inspirar también a quienes integran el servicio público. México requiere servidores con temple, convicción y sentido de Estado, de mujeres y hombres que comprendan que la patria no se sirve desde la comodidad, sino desde el sacrificio y el deber cumplido.
A doscientos dos años de su fundación, el Heroico Colegio Militar sigue siendo un faro de patriotismo, una institución profesional y profundamente humana. Su legado pertenece a todos los mexicanos: simboliza la unión entre el servicio, la fuerza y la justicia, entre el carácter y la razón, entre el deber y la esperanza.
Desde este recinto parlamentario, honramos su historia, reconocemos su entrega y reafirmamos nuestro respeto a quienes, bajo el uniforme de la patria, defienden con honor la soberanía y la paz nacional.
Es cuanto, muchas gracias.