Hoy nos reunimos para discutir la ratificación de los altos mandos de la Guardia Nacional, un tema de vital importancia para la seguridad de nuestro país. Sabemos que la seguridad no se logra únicamente con presencia policial o con patrullajes, la seguridad pública requiere coordinación entre la prevención del delito, la justicia efectiva y el fortalecimiento de la comunidad.

 La ratificación de mandos superiores es un mensaje de confianza y compromiso que permite que la Guardia Nacional pueda trabajar de manera más estratégica, cercana a la gente y en sintonía con las necesidades de cada región del país. A partir de su incorporación a la Secretaría de la Defensa Nacional en 2024, surgió también el compromiso de dotarla de un marco normativo sólido, equiparable al que rige al Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea.

Esta es una reforma para fortalecer la Guardia Nacional como parte esencial de la estrategia de seguridad impulsada por nuestra presidenta, la Doctora Claudia Sheinbaum, para que esta institución cuente con plena legitimidad y capacidad operativa.

La Minuta que hoy discutimos, que reforma los artículos 76 y 78 de la Constitución, establece que los nombramientos de coroneles y demás grados superiores de la Guardia Nacional, realizados por la persona titular de la Presidencia de la República, deberán ser ratificados por el Senado o, en su caso, por la Comisión Permanente. Este paso representa un avance en materia de equilibrio de poderes, de rendición de cuentas y de fortalecimiento institucional.

Debemos reconocer que la Guardia Nacional se ha caracterizado desde su nacimiento por la entrega, la disciplina y el honor de sus integrantes. Son mujeres y hombres preparados para cumplir con sus responsabilidades pues ponen por delante la defensa de la seguridad de nuestro pueblo ganándose así el respeto de la sociedad.

En este contexto, la ratificación de los grados superiores de la Guardia Nacional son una muestra clara del equilibrio de poderes. Con esta reforma se alinea el diseño constitucional al régimen de nombramientos que ya tienen las demás fuerzas armadas y, al mismo tiempo, se da un paso firme para consolidar contrapesos que garantizan la transparencia y estabilidad en la conducción de la política de seguridad nacional.

Esta decisión tiene, además, un efecto directo en la percepción de la sociedad y en el fortalecimiento institucional, ya que, con estos nombramientos, la sociedad puede estar segura de que estas decisiones no dependen únicamente de un órgano del Estado, sino que cuentan con un aval democrático que fortalece la confianza social.

Además, al equiparar la Guardia Nacional con el Ejército y la Armada en términos de ratificación de mandos, se refuerza su profesionalización y estabilidad institucional. Esto permite que las fuerzas de seguridad actúen bajo estándares similares de responsabilidad y supervisión.

Esta ratificación asegurará que los mandos actúen bajo la ley y con respeto absoluto a los derechos humanos, reforzando la justicia y la legalidad como pilares de la sociedad, logrando continuidad en su liderazgo y en sus estrategias.

Al pasar por el escrutinio del Poder Legislativo, la Guardia Nacional se convertirá en un modelo para que las instituciones puedan operar con claridad, responsabilidad y rendición de cuentas ante la ciudadanía.

Por todo ello, en el Grupo Parlamentario del Partido Verde hacemos un llamado a respaldar esta reforma. Porque al fortalecer a quienes nos protegen estaremos construyendo un México más seguro, bajo los principios de legalidad, justicia, equidad y democracia para robustecer la institucionalidad de la Guardia Nacional y consolidar su papel como una fuerza profesional y confiable para la ciudadanía. Por lo anterior, nuestro voto será a favor del dictamen.

Es cuanto, muchas gracias.