Con la venia de la Presidencia.

Compañeras y compañeros legisladores:

Hace 210 años nuestro país aún se encontraba bajo el control de la Corona Española, y sus habitantes se encontraban enfrentados con los españoles peninsulares, siendo una etapa especialmente difícil para los pueblos indígenas que se encontraban relegados y sin reconocimiento de ningún tipo de derecho.

Es en esta época donde ve la luz en San Pablo Guelatao, Oaxaca, Benito Pablo Juárez García, aquel quien por catorce años ostentó la banda presidencial y que llevó en su espalda la carga de enfrentar un convulsionado siglo XIX, liderando un periodo de transformación que dio forma al México liberal y democrático.

Nuestra sociedad se caracteriza por la bienvenida que se prodiga a los recién nacidos, pues en las familias mexicanas representa una oportunidad de cambio, una esperanza que no es fácil de explicar.

Pero cuando este vástago trasciende gracias a sus actos, deja de pertenecer a una familia y se convierte en hijo de la Patria, merecedor del reconocimiento histórico y su inscripción en la memoria de aquellos quienes construirán el futuro y estudiarán, maravillados, los hechos que llevaron a la grandeza al héroe nacional.

Estas palabras no llegan a abarcar la totalidad del sentimiento de orgullo que nos infunde Juárez, quien logró superar las condiciones de exclusión educativa que imperaban en la naciente nación independiente, donde su origen étnico zapoteca no le auguraba una vida fácil, logrando recibir instrucción académica en un seminario en la Ciudad de Oaxaca, y con gran esfuerzo y constancia, obtuvo el título de licenciado en derecho en 1834.

Como litigante, en sus primeros años se interesó por atender casos en donde tomó la defensa de comunidades indígenas, actividad que le llevó a pisar la cárcel.

Pero su ansia de conocer y participar de la vida pública del país, lo llevó a acercarse a quien sería su mentor en la ideología liberal, Miguel Méndez, quien lo impulsó para lograr un impresionante ascenso en su carrera política y dentro de la judicatura, lo cual le llevó a ocupar un puesto de regidor, desde donde enfrentó los abusos de los clérigos a favor de los más vulnerables.

Su gran convicción y capacidad, le permitieron alcanzar una curul en el Congreso local, una magistratura en el Tribunal Superior de Justicia y la gubernatura de su natal Oaxaca.

Impulsor de las Leyes de Reforma, consigue ocupar la presidencia de la Suprema Corte de Justicia, se opone a la traición de Comonfort, cuyos aliados lo obligan a abandonar el país, pero logra regresar para lograr la victoria y entrar triunfante a la capital en enero de 1861.

Enfrentando una crisis económica que le impide al país cumplir con sus obligaciones ante sus acreedores, el presidente Juárez suspende el pago de la deuda externa en julio del mismo año, lo cual provoca primero la ira y después la avaricia del entonces poderoso imperio francés, fraguándose la invasión a nuestro país.

Luchador incansable, Juárez se retira para pelear desde diferentes frentes, resistiendo y esperando el momento apropiado para tomar la justa revancha y regresarle a los mexicanos la libertad de decidir su propio destino sin ataduras ni intervención de extranjeros invasores.

Juárez no sólo es un ejemplo de político, sino de estudiante y ciudadano, quien se esforzó durante toda su vida para alcanzar una vida mejor, pero ante todo, siempre pensó en el beneficio de la patria sobre intereses personales.

Hoy, en el aniversario de su natalicio, los integrantes del Grupo Parlamentario del Partido Verde Ecologista de México, por conducto de quien les habla, le ofrendamos estas humildes palabras, sumándonos al reconocimiento que por todo el país se le prodiga al gran hombre que fue y que seguirá viviendo en la memoria colectiva de la nación, el licenciado Benito Pablo Juárez García, “Benemérito de las Américas”.

Es cuanto, muchas gracias.

PARTIDO VERDE ECOLOGISTA DE MÉXICO